En 1835 se celebró un concurso en Viena para elegir la mejor sinfonía de nueva composición. Al certamen se presentaron medio centenar de obras y la ganadora fue la quinta sinfonía, “Passionate”, del alemán Franz Lachner, de 32 años. El galardón permitió a su autor, que había conocido a Beethoven y a Schubert, hacerse con el puesto de Kapellmeister en Múnich. Allí dirigiría en 1858 “Lohengrin” ante Maximiliano II, y en 1864 “El holandés errante” ante su hijo Luis II. Su música estaba considerada heredera de la tradición clásica vienesa, por lo que, a pesar de su éxito como director wagneriano, no tenía en alta estima a su autor. Eso no le impidió mantener con él correspondencia epistolar. La pasión que en aquella década sintió el Rey Loco por Wagner llevó a un segundo plano a Lachner, que en 1865 pidió al monarca una jubilación anticipada de sus responsabilidades muniquesas. Inicialmente no le fue concedida, aunque sí un descanso vacacional de tres años. Tras ello, le fue asignada la pensión, falleciendo en 1890 a los 87 años, cuando era considerado el último amigo con vida de Schubert.
Este es el boletín número 337 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 21 de julio de 2023. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.