En el estreno en 1882 de Parsifal, en su segundo entreacto, el público estalló en aplausos llamando a escena a Wagner. Este se levantó en su palco y dijo que prefería no aparecer tras cada acto para no romper el misticismo de la función. En la segunda función nadie aplaudió y los pocos que lo intentaron fueron siseados. En la tercera, Wagner volvió a salir a escena para aclarar que él estaba en contra de aplaudir entre escenas, en mitad del acto, pero sí requería aplausos para los artistas a su finalización. El malentendido conllevó que durante décadas fuera costumbre en Bayreuth no aplaudir en el Festival Escénico Sacro. Y, desde 1965, que se hiciera solo tras el segundo y tercero, pero no el primero. En los últimos años ya se aplaude tras los tres actos. El propio Wagner llegó a incumplir su ideal porque el día del estreno, en mitad del segundo acto, se arrancó con unos “bravos” para las muchachas flor que fueron siseados por sus propios seguidores.
Este es el boletín número 299 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 21 de octubre de 2022. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.