El joven Richard Wagner era aficionado al juego, como dejó por escrito en su autobiografía “Mi vida”. En cierta ocasión pasó fuera de su casa “tres días y tres noches, principalmente jugando, un pasatiempo que desde la primera noche lanzó sus diabólicas redes sombre mí. Pero ganar no era un asunto tan fácil, y durante unos tres meses fui tan víctima del furor por el juego que ninguna otra pasión pudo ejercer la menor influencia sobre mi mente.”. Quizá pensara en su pasado vicio cuando compuso la memorable escena en la que el nibelungo Mime se apuesta la cabeza con un viandante del que desconoce su identidad. El compositor falleció en 1883 en el Palacio Vendramin Calergi de Venecia, que ahora es sede de un Museo Wagner… y del casino de la ciudad.
Este es el boletín número 256 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 17 de diciembre de 2021. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.