Tras la tibia acogida de El Anillo del Nibelungo del centenario de la muerte de Wagner, en 1983, de la mano de Peter Hall y Georg Solti, Wolfgang Wagner decidió apostar por Harry Kupfer, por entonces director de la Komische Oper de Berlín, para la nueva Tetralogía a estrenar en 1988. Lo más recordado de su propuesta apocalíptica, ideada por Kupfer cuando sucedió la tragedia de Chernóbil, fue el uso de la iluminación con láseres para crear los espacios escénicos. Así, un láser verde simulaba el agua donde se bañaban las hijas del Rin mientras un enorme cubo rojo encerraba a Brünnhilde en su roca ígnea. La producción se publicó en DVD con tomas de las representaciones de 1991 y 1992, y supusieron todo un desafío para los técnicos de grabación, por la dificultad de que las cámaras captaran en toda su intensidad los rayos láser que inundaban la sala del Festspielhaus.
Este es el boletín número 155 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 3 de enero de 2020. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.