En los últimos años de su vida, con su salud delicada, Cósima Wagner tenía un ritual antes de acostarse en la primera planta de Wahnfried, su casa en Bayreuth. Solía leer una hora y beber algo de cerveza antes de dormir, siempre en compañía de su loro Kockel. El ave imitaba el gorgoteo de Cósima bebiendo y, educadamente, le decía “Buenas noches” a su ama antes de dormir, a lo que la viuda de Wagner le contestaba, “Buenas noches, Kockel”. El loro era menos cariñoso con Eva Wagner y siempre eructaba cada vez que veía a la hija de Richard en Wahnfried.
Este es el boletín número 15 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 14 de abril de 2017. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.