El 30 de enero de 1852 Richard Wagner escribió una carta a Franz Liszt. En la misiva, el compositor le expresaba a su amigo el anhelo de narrar su historia de los nibelungos, en la que entonces trabajaba, "en una bonita soledad, lejos de la humareda y de la apestosa industria de nuestra civilización urbana". Un cuarto de siglo después, en una pequeña ciudad bávara de noble pasado, Wagner encontró esa soledad donde cumplir su sueño.
Este es el boletín número 12 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 24 de marzo de 2017. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.