La primera vez que Richard Wagner visitó Notre-Dame de París fue en el otoño de 1839, tan solo ocho años después de que Victor Hugo la inmortalizara en su novela homónima. Había llegado el músico a la capital francesa en busca de un éxito que no conseguiría. La honda impresión que le causó la catedral gótica le llevó a incluirla, tres décadas después, en escenario para su comedia al estilo antiguo “Una capitulación”, que su amigo Hans Richter convirtió en una ópera hoy perdida. En ella aparece Victor Hugo como un personaje más, mientras que el fotógrafo y aeronauta Nadar construye un globo que es hinchado por el coro y con el que huye junto al político Léon Gambetta. Al poco de ascender la nave se queda enganchada en una de las torres de Notre-Dame.
Este es el boletín número 119 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 19 de abril de 2019. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.