Tras la muerte de Siegfried Wagner, en 1930, su viuda Winifred organizó un concierto homenaje en Bayreuth en el que iban a participar varios directores, entre ellos Wilhelm Furtwängler y Arturo Toscanini. Días antes, hubo un ensayo general con la orquesta, en el que a las 11:00 ensayaba el berlinés y a las 12:00 el parmesano. Cuando este último llegó al teatro, a su hora, su colega aún no había terminado. Encolerizado, Toscanini se montó en su coche y se marchó sin ensayar. Winifred se lo encontró poco después sentado en el jardín de Wahnfried, refunfuñando como un “niño mimado”.
Este es el boletín número 113 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 8 de marzo de 2019. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.